Tristemente, en México no hay una cultura financiera como tal. Si fuera así, las numerosas crisis que nos han golpeado a lo largo de los años no tendrían efectos tan devastadores en la economía popular. Las tasas de interés representan para muchos una verdadera guillotina, que amenaza con “cortar su cabeza” y destruir el patrimonio acumulado a lo largo de los años de duro trabajo.
Pero… ¿qué es en sí una tasa de interés? La acepción más común es que es el dinero abonado cada cierto tiempo por cada unidad de capital invertido. Sin embargo, este concepto puede resumirse simplemente como el “precio” del dinero. El caso es que su valor por lo general no es fijo, sino que depende de las reglas del libre mercado. Es decir, de la implacable oferta y demanda.
A nivel macroeconómico, el Banco de México es el encargado de fijar los montos de la tasa de interés, bien para motivar el crecimiento y con ello el consumismo, o también para fomentar el ahorro. Todo esto para evitar la muy temida inflación. Son este tipo de variables las que debemos tener en mente al momento de pedir préstamos o créditos.
No obstante, también hay que tener en cuenta que tipo de tasa de interés aplica quien nos presta el dinero, no solo su monto sino también cuánto sube en relación con el tiempo. Es este tipo de cosas que debemos contemplar, porque de no hacerlo es posible que nos endeudemos de más con nuestros gastos.
Es por lo mismo que el asesoramiento e investigación es vital cuando nos involucremos en este tipo de negocios.